Si a nadie se le había ocurrido antes de hacer una rodaja fina de tronco de árbol y ponerla de salvamanteles para la mesa ahora la idea ha ido mucha más allá y se ha colocado la rodaja en un tocadiscos.
La sorpresa es que, más allá de toda la tecnología que ha sido necesaria para
traducir y asignar cada uno de los pequeños agujeros que se encuentran a lo largo
del tronco (y que se sitúan entre las anillas anuales de crecimiento) a tonos musicales,
el resultado que se ha obtenido ha sido espectacular.
Vale la pena que lo escuchéis. A nosotros nos recuerdan los silencios en el bosque, cuando uno se encuentra solo en medio de la naturaleza.
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